Nick Ortiz: Su legado en números y algo más
ESCRITO POR EDGARDO PEREIRA TORRES
MIÉRCOLES 06 DE MARZO DE 2013 13:52
Todavía muchos no asimilan la abrupta salida de Nick Ortiz de las filas de los Bravos de Cidra. Nadie puede culpar a alguien con ese sentir, sea fanático Bravo o no, más aún cuando éste venía de un exitoso retorno al béisbol profesional con los Leones de Ponce donde por segunda ocasión en su carrera fue seleccionado el Regreso del Año.
Y es que la aportación del Puma Jr. para la causa Brava fue tan imponente en números así como también en intangibles y factores que nunca fueron a los “Box Scores” pero que vivirán en la memoria de quienes lo vieron, lo escucharon, les contaron, escribieron y hasta en los que los narramos.
Desde sus .395 Avg. en su primera temporada (2008) en la que además fue el dirigente campeón hasta sus .692 Avg. 4 HR y .615 Slug. en la serie final contra los Montañeses en el 2012, sus números lo colocan al tope de los jugadores profesionales pues al fin y al cabo el béisbol es un deporte de conjunto y muy pocos pudieran argumentar en contra de que ningún otro profesional ha tenido mayor éxito que Nick desde la apertura a estos en el 2006.
Cidra enfrentaba dos grandes retos en el 2008. Primero, llegaban a una temporada sin José David Flores, el dirigente que los había llevado a su primer campeonato en 17 años en el 2005, lo repitió en el 2006 y que en el 2007 también los llevó a la final. Segundo, reconquistar el título que se les escapó el año anterior.
Luego de una controversia en la que finalmente se le permitió a Nick Ortiz ser dirigente jugador de los Bravos, la historia del béisbol doble A tomó un nuevo giro. Decimos esto porque Cidra trajo de regreso el campeonato a la Sección Central y más tarde durante la estadía de Nick se acercarían como nunca nadie a los máximos ganadores Mulos de Juncos que tienen nueve cetros por siete los Bravos.
De paso, contra esos mismos Mulos los Bravos comenzaron una cadena de triunfos seguidos sin precedentes en series finales que al sol de hoy suman 12. Pero volviendo a ese primer año, existe un ejemplo de lo que podemos decir “intangibles” o factores que no están en las estadísticas pero que los seguidores no van a olvidar jamás.
Se jugaba el quinto partido contra Cabo Rojo en la Semi-Final nacional. La serie estaba empatada a dos juegos por bando gracias al indiscutible remolcador de Nick que dejaba en el terreno de juego en el cuarto partido de la serie a los Piratas.
Al día siguiente, un precioso domingo de Agosto en Lajas, Cidra se jugaba la vida. ¿Por qué se jugaba la vida en un quinto juego si la serie estaba empatada? Porque de perder y caer abajo 3-2, el viernes les esperaría Josué Matos para lanzarles en el Solá Morales. Entonces vino “La jugada”. Los que estuvimos allí aún dudamos de lo que vimos.
Se jugaba la décima entrada con el marcador empatado a 4, dos de las carreras las había marcado Nick. Reggie Ortiz relevó al “Diache” Ramos y luego de un out le regaló un boleto al noveno bate Pirata Jabes Figueroa para llenar las bases. El primer bate Baudy Hernández vino a batear y en conteo máximo bateó lo que parecía el hit de oro, un fuerte batazo a la 5.5.
Es entonces que Nick se tiró de cabeza para detener el indiscutible que hubiese acabado con las esperanzas del equipo. Lo increíble fue lo que vino después. Un disparo a home casi de espaldas a Wilito Colón daba el out del milagro a José Huertas ante la mirada atónita de todos, insisto, de TODOS los que allí estábamos.
Reggie procedió a dar un ponchete a Luis Joel Cabán para cerrar el ininng y Cidra se llevó el triunfo luego de marcar dos carreras en la entrada número 14. Lo demás es historia. Aunque hubo unas cuantas grandes jugadas como esa, incluyendo la que realizó en el segundo juego en Peñuelas contra Yauco en el 2010 y que para mí fue más impresionante, ninguna tendrá la importancia que tuvo la de ese partido contra Cabo Rojo. Esas intangibles nunca las verá en un resumen de ningún partido, y fueron muchas.
Lo que sí podemos atestiguar todos son los números, aunque algunos reporteros apenas los entienden pues le huyen como el enemigo a la cruz. Y es aquí donde Nick se separa del grupo de los Pros.
Primero, cinco Carnavales, cuatro campeonatos seccionales (en el 2009 no hubo campeón) tres títulos nacionales y unos números ofensivos y defensivos de otra liga. En series regulares, Nick bateó en sus 5 años en uniforme Bravo un sólido .339 Avg. (336-114) con 18 H2 y 17 HR.
Su OBP, (promedio de estar en base) fue un .450 Obp. Esto lo que significa es que Nick prácticamente llegaba a base una vez cada dos turnos, lo que le dio 92 carreras anotadas en 84 partidos, más de una por encuentro.
Añada 78 carreras remolcadas y solo 16 errores en esos cinco años y no es difícil pronosticar que se va extrañar su presencia. Si esos números lo impresionan, veamos lo que a mi entender es su gran legado, las series. En 110 juegos de postemporada Nick bateó para .325 (418-136).
Conectó 56 extrabases, entre éstos 18 HR. Entre los nombres de los lanzadores que vieron a Nick sacándola del parque están Monaguillo Rivera, Tonito Acevedo, Juan Padilla, Erick Rivera, Jan Félix Ortega y Omar “Seco” Martínez entre otros. Su OBP fue de .436 y remolcó una carrera por partido, sumando 110 en total mientras anotaba 87.
En promedio apenas cometía un error cada 5 juegos con muchas jugadas como las descritas anteriormente. En los Clásicos del Centro contra Comerío Nick remolcó 27 carreras en 23 desafíos, con 15 extrabases incluyendo 6 HR.
Y para perpetuar ese legado están sus números en las finales nacionales. En sus tres finales, la aportación de Nick no tiene precedentes pues sus números presentan un .615 Avg. (Si leyó bien) con 16 en 26 incluyendo 5 HR y 15 CE en 10 juegos. Aún presenciando todos esos partidos, cuando veo este resumen es que realmente entiendo cuán importante fue Nick en este grupo de jugadores que conforman los Bravos de Cidra y su histórica corrida sin precedentes en la liga.
Medir el impacto de la salida de Nick Ortiz es prácticamente imposible. Lo que sí es posible es apreciar su aportación, tanto en números como en las intangibles ya explicadas. Como seguidores del deporte tenemos que concluir que jugadores como él le han hecho un bien a la liga. Todos salían conformes con su rendimiento y lo que hacía en el terreno, aún los que no eran seguidores del equipo.
En el pueblo seguirá siendo árbitro del dominó en la plaza y analizará las alineaciones de Cano Vázquez y Julio Morales entre otros, dará charlas a los estudiantes y continuará con sus clínicas en verano para los niños, pero ya no tendrá el número 15 ni las cinco letras de su pueblo al frente.
En un futuro más cercano que lejano sí vamos a ver el impacto de su nuevo equipo cuando por fin se dilucide donde va a participar. Y cuando eso suceda, seguiremos incluyendo números y factores a su legado, sea en nuestra Sección o fuera de ésta.
ESCRITO POR EDGARDO PEREIRA TORRES
MIÉRCOLES 06 DE MARZO DE 2013 13:52
Todavía muchos no asimilan la abrupta salida de Nick Ortiz de las filas de los Bravos de Cidra. Nadie puede culpar a alguien con ese sentir, sea fanático Bravo o no, más aún cuando éste venía de un exitoso retorno al béisbol profesional con los Leones de Ponce donde por segunda ocasión en su carrera fue seleccionado el Regreso del Año.
Y es que la aportación del Puma Jr. para la causa Brava fue tan imponente en números así como también en intangibles y factores que nunca fueron a los “Box Scores” pero que vivirán en la memoria de quienes lo vieron, lo escucharon, les contaron, escribieron y hasta en los que los narramos.
Desde sus .395 Avg. en su primera temporada (2008) en la que además fue el dirigente campeón hasta sus .692 Avg. 4 HR y .615 Slug. en la serie final contra los Montañeses en el 2012, sus números lo colocan al tope de los jugadores profesionales pues al fin y al cabo el béisbol es un deporte de conjunto y muy pocos pudieran argumentar en contra de que ningún otro profesional ha tenido mayor éxito que Nick desde la apertura a estos en el 2006.
Cidra enfrentaba dos grandes retos en el 2008. Primero, llegaban a una temporada sin José David Flores, el dirigente que los había llevado a su primer campeonato en 17 años en el 2005, lo repitió en el 2006 y que en el 2007 también los llevó a la final. Segundo, reconquistar el título que se les escapó el año anterior.
Luego de una controversia en la que finalmente se le permitió a Nick Ortiz ser dirigente jugador de los Bravos, la historia del béisbol doble A tomó un nuevo giro. Decimos esto porque Cidra trajo de regreso el campeonato a la Sección Central y más tarde durante la estadía de Nick se acercarían como nunca nadie a los máximos ganadores Mulos de Juncos que tienen nueve cetros por siete los Bravos.
De paso, contra esos mismos Mulos los Bravos comenzaron una cadena de triunfos seguidos sin precedentes en series finales que al sol de hoy suman 12. Pero volviendo a ese primer año, existe un ejemplo de lo que podemos decir “intangibles” o factores que no están en las estadísticas pero que los seguidores no van a olvidar jamás.
Se jugaba el quinto partido contra Cabo Rojo en la Semi-Final nacional. La serie estaba empatada a dos juegos por bando gracias al indiscutible remolcador de Nick que dejaba en el terreno de juego en el cuarto partido de la serie a los Piratas.
Al día siguiente, un precioso domingo de Agosto en Lajas, Cidra se jugaba la vida. ¿Por qué se jugaba la vida en un quinto juego si la serie estaba empatada? Porque de perder y caer abajo 3-2, el viernes les esperaría Josué Matos para lanzarles en el Solá Morales. Entonces vino “La jugada”. Los que estuvimos allí aún dudamos de lo que vimos.
Se jugaba la décima entrada con el marcador empatado a 4, dos de las carreras las había marcado Nick. Reggie Ortiz relevó al “Diache” Ramos y luego de un out le regaló un boleto al noveno bate Pirata Jabes Figueroa para llenar las bases. El primer bate Baudy Hernández vino a batear y en conteo máximo bateó lo que parecía el hit de oro, un fuerte batazo a la 5.5.
Es entonces que Nick se tiró de cabeza para detener el indiscutible que hubiese acabado con las esperanzas del equipo. Lo increíble fue lo que vino después. Un disparo a home casi de espaldas a Wilito Colón daba el out del milagro a José Huertas ante la mirada atónita de todos, insisto, de TODOS los que allí estábamos.
Reggie procedió a dar un ponchete a Luis Joel Cabán para cerrar el ininng y Cidra se llevó el triunfo luego de marcar dos carreras en la entrada número 14. Lo demás es historia. Aunque hubo unas cuantas grandes jugadas como esa, incluyendo la que realizó en el segundo juego en Peñuelas contra Yauco en el 2010 y que para mí fue más impresionante, ninguna tendrá la importancia que tuvo la de ese partido contra Cabo Rojo. Esas intangibles nunca las verá en un resumen de ningún partido, y fueron muchas.
Lo que sí podemos atestiguar todos son los números, aunque algunos reporteros apenas los entienden pues le huyen como el enemigo a la cruz. Y es aquí donde Nick se separa del grupo de los Pros.
Primero, cinco Carnavales, cuatro campeonatos seccionales (en el 2009 no hubo campeón) tres títulos nacionales y unos números ofensivos y defensivos de otra liga. En series regulares, Nick bateó en sus 5 años en uniforme Bravo un sólido .339 Avg. (336-114) con 18 H2 y 17 HR.
Su OBP, (promedio de estar en base) fue un .450 Obp. Esto lo que significa es que Nick prácticamente llegaba a base una vez cada dos turnos, lo que le dio 92 carreras anotadas en 84 partidos, más de una por encuentro.
Añada 78 carreras remolcadas y solo 16 errores en esos cinco años y no es difícil pronosticar que se va extrañar su presencia. Si esos números lo impresionan, veamos lo que a mi entender es su gran legado, las series. En 110 juegos de postemporada Nick bateó para .325 (418-136).
Conectó 56 extrabases, entre éstos 18 HR. Entre los nombres de los lanzadores que vieron a Nick sacándola del parque están Monaguillo Rivera, Tonito Acevedo, Juan Padilla, Erick Rivera, Jan Félix Ortega y Omar “Seco” Martínez entre otros. Su OBP fue de .436 y remolcó una carrera por partido, sumando 110 en total mientras anotaba 87.
En promedio apenas cometía un error cada 5 juegos con muchas jugadas como las descritas anteriormente. En los Clásicos del Centro contra Comerío Nick remolcó 27 carreras en 23 desafíos, con 15 extrabases incluyendo 6 HR.
Y para perpetuar ese legado están sus números en las finales nacionales. En sus tres finales, la aportación de Nick no tiene precedentes pues sus números presentan un .615 Avg. (Si leyó bien) con 16 en 26 incluyendo 5 HR y 15 CE en 10 juegos. Aún presenciando todos esos partidos, cuando veo este resumen es que realmente entiendo cuán importante fue Nick en este grupo de jugadores que conforman los Bravos de Cidra y su histórica corrida sin precedentes en la liga.
Medir el impacto de la salida de Nick Ortiz es prácticamente imposible. Lo que sí es posible es apreciar su aportación, tanto en números como en las intangibles ya explicadas. Como seguidores del deporte tenemos que concluir que jugadores como él le han hecho un bien a la liga. Todos salían conformes con su rendimiento y lo que hacía en el terreno, aún los que no eran seguidores del equipo.
En el pueblo seguirá siendo árbitro del dominó en la plaza y analizará las alineaciones de Cano Vázquez y Julio Morales entre otros, dará charlas a los estudiantes y continuará con sus clínicas en verano para los niños, pero ya no tendrá el número 15 ni las cinco letras de su pueblo al frente.
En un futuro más cercano que lejano sí vamos a ver el impacto de su nuevo equipo cuando por fin se dilucide donde va a participar. Y cuando eso suceda, seguiremos incluyendo números y factores a su legado, sea en nuestra Sección o fuera de ésta.
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